A mediados del siglo XIX, el
sastre Levi Strauss se trasladó a San Francisco para proveer de ropa a los trabajadores de las minas. En un principio, utilizaba las velas de los barcos, ya no necesarias, pero debido a la gran demanda, la sustituyó por una tela elaborada con fibra de la
planta sarga, dando lugar a la prenda más versátil y popular hasta la fecha.
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